En el capítulo anterior...
Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.
9/05/2008
Siempre Papá
La buena vida según Hemingway
A. E. Hotchner
Ed. Belacqua
7/22/2008
Desde Eufamia. Obituario: Mesidor Padial, proyeccionista

Cuando encendieron la luz Mesidor Padial llevaba muerto un buen rato frente a la pantalla en la que Greta encarnaba a la reina Cristina. Dorpadial, como era conocido, aprendió a manejar el proyector mientras cumplía el servicio militar en El Pardo. Por entonces, el Jefe del Estado señalaba en la cartelera un filme para el pase privado del domingo. “Nadie sabe por qué, pero aquella semana puso la cruz en El verdugo y, claro, hubo desbandada… En tres o cuatro días conseguí un oficio. Su Excelencia vio la película a solas, sin hacer ningún comentario, sólo al marcharse me dio las buenas noches con un hilo de voz”. Por su discrección, Padial supo granjearse la confianza de la familia que incluso le permitió buscar títulos. “Todo se torció en 1974 –recordaría tres décadas después-, pequé de imprudente pero… Tenía cinco bocas que alimentar y no daba abasto, que si el cineclub de los jesuitas, que si las sesiones de la Obra Sindical. Por tres míseros duros iba a todas partes tirando de la máquina y las bobinas, hasta que aquel paso en falso me cambió la vida. ¿Quién iba a imaginarse que en una película sobre San Francisco saldría un tío en cueros? Y la Junta de Censura... ¿qué? ¿Y el Ministerio? En cuanto vi que la Señora se levantaba hecha una furia y que intentaba sacar de allí a los nietos menores supe que no había vuelta atrás.” Cuarenta y ocho horas después, a Mesidor lo trasladaron a Fuerteventura. Su mujer se negó a acompañarlo. Antes de volver ella le contó que vivía con un taxista. Las Hermanas Hospitalarias acogieron a Dorpadial hace un año para que organizara ciclos con las viejas bobinas del Regio, el último de nuestros grandes cines. Pasada la novedad, los residentes prefirieron la televisión pero el proyeccionista siguió cumpliendo con su tarea para que el único espectador, el arquitecto Abrisqueta, no le robara el corazón de Greta, la mujer que amó.
"Y tú sabes que en el largo viaje que te espera, cuando para permanecer despierto en el balanceo del camello o del junco se empiezan a evocar todos los recuerdos propios uno por uno, tu lobo se habrá convertido en otro lobo, tu hermana en una hermana diferente, tu batalla en otra batalla..."
6/02/2008
De José Luis Serrano. Del sueño y la memoria
Y desde hace unos años padezco olvidos imperdonables, sufro por no recordar los nombres de personas apreciadas y lo peor, a veces me cuentan que he hecho o dicho lo que no recuerdo haber hecho ni dicho. Por ejemplo, una antigua alumna me dijo: nunca olvidaré la clase en la que hablaste del caso de la oreja cortada resuelto por Sherlock Holmes. Conozco el caso al que se refería mi antigua alumna, pero juraría que jamás lo había mencionado en una clase. Busqué el programa de mi asignatura del año 1994 y allí estaba: tema 3... La verdad y las formas jurídicas... Conan Doyle. Sentí pánico. Otras veces leo algún relato viejo o alguna columna de hace años y es como si leyera por primera vez un texto que yo he escrito.
Creo que es por esto por lo que estas semanas sueño con la reconstrucción de mi memoria. Es un sueño compensatorio como el del niño que sueña que va subido en el columpio en el que su padre no lo quiso montar. Pero los sueños compensatorios son gratificantes y el mío no lo es. Veo mi memoria entera, recuerdo con detalle todo lo que me ha pasado pero no me veo a mí mismo. En lo astral no tenemos rostro, así que no sé si soy yo el que en mi sueño aparece delante de un monitor gigante por donde pasa mi vida.
En la miliunésima noche, Scherezade le cuenta al rey la historia de las mil y una noches. Por lo tanto, esa noche contiene todas las demás, incluida también ella misma. De la misma manera, lo peor de mi sueño no es saber que la película exacta de mi vida duraría cuarenta y siete años, nueve meses y tres días y que ya no tendría tiempo de verla. Lo peor es que en el relato aparecería el sueño en el que relato mi vida. Ese sueño contendría toda mi historia, incluido el recuerdo del propio sueño. El sueño sería tan real como la vida y si los sueños pueden ser reales es porque nosotros podemos ser ficticios.
La Opinión de Granada
6/01/2008
De Manuel Alcántara. Telegrama a Bécquer
4/23/2008
4/15/2008
No, no y no
4/13/2008
Cartelera. Bajo el tejado de zinc

4/12/2008
Acuse de recibo. El té de las cinco. Víctor Strafell y Gustav Martin
El té de las cinco. Víctor Strafell y Gustav Martin
Tadzio Della Riva
4/10/2008
4/02/2008
¿Cuándo llega Haas?

No volveré a contar nada sobre los libros que leo. Otros se encargan de esa tarea con mejor empeño y más fortuna. Me he propuesto alejarme de cualquier mesa de novedades, silenciar la última obra de cierto autor que admiré, la tarjeta de presentación de toda joven (promesa). Lo miremos como lo miremos, todo está escrito, la sorpresa no existe, es una ilusión falsa. Desde la primera página a la última, cada grito, atardecer, lugar, individuo se parece demasiado a otros que surgieron en parajes, situaciones, ambientes distintos. Me aburren los viajes a épocas remotas, los escribanos metidos a detectives, los reyes que salen ilesos de mil conspiraciones, los secretos recién descubiertos, el Vaticano, los templarios, las pistolas, los venenos, la crueldad que envidia el cine, la fantasía de bolsillo, los sonetos con música y el verso libre deconstruído. ¡Que inventen ellos! Mi reino es de otro mundo, no sé exactamente de cuál pero, si existiera, quizás debiera parecerse a aquel de donde llega la sosegada voz de un poeta que no conocía. Se llama Carl Norac y es el autor de un libro titulado Elogio de la paciencia, que con tanta ilusión como esfuerzo ha puesto en la calle E.d.a., una pequeña editorial de Benalmádena. Si mi propósito de silencio no fuera tan sólido, habría copiado aquí algunos pasajes, entre comillas y en cursiva, fuera de contexto, como sólo citan los que saben hacerlo. …Son tus días malgastados que golpean el asfalto, tus días dejados sin descendencia. Esas horas es necesario que a su vez te aventajen en rebaños y que en tres pasos de carga te dejen en el sitio para compartir un alba con un desconocido. Si la voz de Norac es de ésas que te persiguen todo el día, las de los personajes de El clima desde hace quince años, la novela de Wolf Haas, tienen un timbre que, rarezas de sordo, me han recordado algunas con las que también supieron entusiasmarme la tita Duras o Tennesse. Conmigo no cabe nunca la sorpresa, aunque, de vuelta de todo y sin confianza en nada, de pronto se obre el milagro y, con la complicidad traidora de Rosa Ribas, Haas, renglón va y renglón viene, juegue con la estructura y los saltos en el tiempo para que uno crea que han regresado los veranos de estanque y goma negra de neumático. Por una historia como ésa merecería la pena viajar, de norte a sur, de un sitio a otro, del ángulo externo del ojo al pómulo. Que se mueran los feos. Ni la peor de las torturas me arrancará un gesto sobre los títulos del mejor catálogo de novedades. Pero una sóla palabra nueva de Norac o Haas bastarían para sanarme.
3/26/2008
De Almodóvar (en su blog)
Detesto y rechazo las confesiones en la vida real, pero disfruto cuando se las escribo a mis personajes, y sobre todo cuando dirijo a los actores en ese tipo de escenas. En todas mis películas hay un momento límite en que uno de los personajes principales, o los dos, mantienen un monólogo confesional.
3/20/2008
Descatalogados. Tennesse Williams, Memorias

Ya sé que hay escritores que no son libres, que trabajan asalariados, lo cual es una cosa muy distinta. Es posible que profesionalmente sean mejores escritores, tomando lo mejor de su sentido convencional. Están al tanto de las exigencias de los éxitos comerciales y satisfacen a sus editores y es de suponer que también a su público.
Pero no son libres, y por tanto no son lo que yo considero que debe ser un auténtico escritor.
Ser libre es haber alcanzado el objetivo de tu vida. Significa toda clase de libertades.
Significa la libertad de pararse cuando uno lo desea, de ir donde le apetezca y en el momento en que le apetezca: significa ser viajero aquí y allá, un viajero que pasa por muchos hoteles, triste o contento, y que los deja sin trabas ni demasiado pesar.
Significa la libertad de ser. Y como observó alguien muy sabiamente, si uno no puede ser uno mismo, ¿qué sentido tiene ser nada en absoluto?
Tennesse Williams
Memoirs
Traducción Antonio Samons
Bruguera 1983
1/21/2008
Suena una música...
1/10/2008
Modestia aparte
Respuesta. Una historia, una trama bien desarrollada y un argumento que hace que a la gente le interese. (...)
P. ¿Qué es un best seller?
R. Un libro capaz, por arte de magia, de ilusionar a quien lo lee. Ése es mi objetivo. Tengo claro que mi éxito está en atrapar al lector con la magia de la escritura.
P. ¿Le preocupa pasar a la historia como autor de un género tan denostado?
R. En absoluto. Para entonces estaré muerto. Lo único que me importa es que lo que escribo se lea ahora y que la gente disfrute.
P. Ha tardado 18 años en completar el libro. ¿Temió el fracaso?
R. Tras el éxito de Los pilares..., afirmé que no habría segunda parte porque me sentía incapaz de crear algo tan bueno. Además, estaba convencido de que era poco sabio, en ese momento, tratar de explotar el fenómeno. Pero ya han pasado unos años...
KEN FOLLET, escritor
1/06/2008
Desde Zirma. Último adiós a Porfirio Valente, millonario

"Desde la ciudad de Zirma los viajeros vuelven con los recuerdos bien claros"
Está escrito
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2007
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Principal acusado

- Miguel Fernández
- "Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”