Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

5/04/2007

Acuse de recibo. Libros. La vida apacible


Más que el título, a Miguel Ángel Muñoz le había llamado la atención la preciosa caligrafía de la dedicatoria: “A Dimas Lanzat con la certeza de que, más pronto que tarde, volverá a reír la primavera. Guadarrama, 1957. Lys Ibáñez de Lope”. Muñoz se había topado varias veces con el fantasma de Lanzat mientras buscaba datos sobre los voluntarios de la zona en la División Azul para su primera novela. Varios documentos recogían la valentía de Lanzat en el frente, las medallas, el regreso, muy enfermo, y su labor posterior en el Hogar de Huérfanos. A partir de ahí, resultaba imposible seguirle el rastro. Algún tiempo después de la aparición del libro, un anónimo advirtió a Muñoz de que Lanzat, ya personaje literario, había muerto en un sanatorio para tuberculosos en 1960 y no a manos de los maquis. Sin embargo, Muñoz perseguía por entonces a Lys Ibáñez de Lope, la desconocida autora de “Un corazón en llamas”, aquel volumen de doce relatos que años antes compró en una librería de viejo. Sólo el veterano Gustavo Gálvez, embarcado en el monumental estudio “De la A a la Z, todos los autores de la tierra”, la recordaba vagamente: “Creo que fue una de las primeras falangistas, trabajó enfermera durante la guerra y después en Auxilio Social. Debió morir hace tiempo”. Tampoco en la Biblioteca Provincial obtuvo más dato que el de la existencia de un ejemplar de la obra. Pasados unos días, una mujer citó a Muñoz en un viejo piso de la Avenida de Maeztu. “No llegaré al verano –sentenció la anciana al término de la visita. Mi amiga Elisa, la funcionaria a la que preguntó por mi, sabe qué debe hacer cuando yo falte. Quédese con esos papeles y repare la injusticia que padecimos. Alguien pensó que estorbábamos. Nos acusaron de ser unos de degenerados, de abusar de las huérfanas. Lo hicieron en voz baja, por la espalda, sin un papel, sin una firma, para asegurarse de que no podríamos defendernos. Luego se olvidaron de todo, de Dimas, de mi, de la conjura y de las niñas. En esas carpetas está mi desengaño.”
"La vida apacible" reúne la obra narrativa de Lys Ibáñez de Lope, el borrador de unas memorias, la correspondencia que mantuvo con Rosales, Ridruejo o Panero y un interesante estudio de Miguel Ángel Muñoz sobre el Hogar de Huérfanos y su repentino cierre en el invierno de 1955.



La vida apacible. Obra completa.
Lys Ibáñez de Lope
Edición y notas de Miguel Ángel Muñoz
Síndrome Ediciones
2007

1 comentario:

Francisco Ortiz dijo...

Este libro es de los de mesita de noche.

Principal acusado

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”