Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

6/07/2006

Desde Valdrada



En alguna parte de la nada se levanta el limbo de los personajes a la espera de la voz que les diga levántate y anda. Miles de almas arrastran su condena, una memoria, un carácter, las circunstancias. De repente, una orden los aparta de la abulia: Alonso Quijano, recoja sus libros y preséntese en el departamento de personal. Han encontrado un autor para usted. Otras veces la liberación es fruto de la casualidad. Dicen que el coronel Aureliano Buendía exigió el traslado cien años después de haber soñado con la naturaleza del hielo. No todos llegan o se marchan solos. Por un extraño comportamiento que la ciencia del vacío no ha logrado descifrar, los hay que se unen para siempre al destino de su libertador. Antes de que Bogart o Mitchum le prestaran una máscara, Phillip Marlowe protagonizó un oscuro episodio con un tal Chandler. La última ausencia presagiada en el edén de papel es la del mercenario Zawi Zirí, el antiguo jefe de policía a quien se atribuye la fundación de la ciudad fantasma. No constan los detalles de la fuga. Pudiera ser que, con la complicidad de la Musa, el azahar se confundiera con la espesa bruma que cubre el lugar. El primero de los efectos del veneno que liberó para siempre al rey Zawi fue la euforia. Toda la noche oyeron pasar pájaros. Cuando el médico espagirista despertó, el beréber no estaba allí. De poco habían servido los presagios de Urlilit de Tuat, el sacrificio de Patroclo, los desvelos de Nausícaa. Un invisible tíaso despidió al fundador de la estirpe. Grato sentir o presentir, rey doliente -saludó Serrano-, que tus dulzuras son adioses, que te será negada la llave, que la cruz del infiel borrará la luna, que la tarde que miras es la última.



Los antiguos construyeron Valdrada a orillas de un lago con casas todas de galerías una sobre otra calles altas que asoman al agua parapetos de balaústres.
Las ciudades y los ojos.1
Italo Calvino


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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”