Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

6/17/2006

Desde Eufamia. Pilar Adón visita a Jane Bowles en su piso del Edificio Itesa


Siento que no haya coincidido con Paul. Está a punto de regresar de una isla que compró años atrás en el Índico. Otra de sus rarezas, por mucho que sea uno de los lugares más hermosos que he conocido. Los amigos lo toman por loco. ¿Quién puede querer comprar un islote? ¿Quién dejaría Nueva York para vivir en Tánger? Paul, claro. Recuerdo que Capote se estremeció cuando nos visitó. ¡Estaba obsesionado con los alacranes! Para Tennesse, en cambio, es el paraíso. Y para Cherifa también. ¿Te vendrías conmigo a Estados Unidos, Cherifa? ¿No? Ja, ja… Ni siquiera consintió acompañarme cuando enfermé y me llevaron a Inglaterra. Todos murmuran, Pilar. Al parecer me tiene embrujada, figúrese. En una recaída, Paul la echó a la calle. Alguien inventó que había encontrado un mechón de mi cabello en una maceta y le amargaron la existencia. Sin embargo, ella, con dignidad, me esperó en su casa, en una de esas montañas que rodean Tánger. ¿Sabe que Tánger se levanta sobre varias colinas, como Roma? Fui a buscarla en cuanto mejoré. Es una mujer con carácter. Confío en que se quede con nosotras unos días la próxima vez, Pilar. Cherifa le sorprenderá. A ella no le gusta que lo cuente pero fue la primera musulmana que apareció en jeans por el mercado. Sin embargo, ellos, tan occidentales, la critican. El primero, Paul. Dice que me distrae, que no escribo por su culpa, que desaprovecho mi talento... A mí, en cambio, me parece bien todo lo que hace Paul. En realidad, seguimos caminos paralelos. Él es más persistente. Un gran escritor, en serio, de los mejores, aunque a veces también se disperse y se encierre abajo, en su piso, con... ¿Cómo se llama? Ay, me está doliendo la cabeza otra vez. Cherifa, prepara té para Pilar.


... Y tú sabes que en el largo viaje que te espera, cuando para permanecer despierto en el balanceo del camello o del junco se empiezan a evocar todos los recuerdos propios uno por uno, tu lobo se habrá convertido en otro lobo, tu hermana en una hermana diferente, tu batalla en otra batalla, al regresar de Eufamia, la ciudad donde se cambia la memoria en cada solsticio y en cada equinoccio.
Italo Calvino
Las Ciudades invisibles

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”