Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

3/01/2007

Desde Tamara. Sucesos: Muere Fermin Alcorta, hostelero

La policía no cree que el cocinero Felipe Alcorta, cuyo cadáver apareció anteayer en la cámara frigorífica de su restaurante, fuera asesinado. Se descarta, además, que pudiera tratarse de un suicidio. Numerosos clientes acudieron al tanatorio para despedir al popular hostelero que inauguró su establecimiento a principios de los ochenta, tras cuidar, durante más de una década, a su madre, aquejada de una enfermedad degenerativa."Los años que pasé en París fueron los mejores de mi vida –declaró. Trabajé duro: planché camisas, preparé coronas de difuntos. Un amigo me dio la oportunidad para cantar en una braserie. Allí conocí a ese artista tan famoso, un tal Brel, que fumaba como un carretero. Cierta noche estuvo bebiendo hasta tarde. Antes de marcharse, nos ofreció una canción muy triste que había compuesto para olvidar a la mujer a la que acababa de abandonar. Después no le volví a ver". A principios de los setenta, Alcorta regresó. "Mi padre había muerto y mamá estaba sentenciada por la enfermedad. Renuncié a mi carrera para quedarme a su lado. Cuando falleció, mucho más tarde de lo que ambos esperábamos, no tenía un duro. Un estudiante francés que habíamos hospedado tiempo atrás me convenció de que abriera un restaurante en la antigua cristalería familiar. Durante meses, yo cociné las recetas de mamá y él atendió el comedor. Por fortuna, el negocio ya marchaba solo cuando se largó, de la noche a la mañana y sin la menor explicación".Ni en el local ni en la modesta vivienda que ocupaba el fallecido en la parte superior del edificio se han hallado indicios de violencia pero todo parece indicar que Alcorta quiso desprenderse de algunos efectos personales. Su colección de discos de chansoniers ha aparecido en un contenedor de basura.

"El ojo no ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas: las tenazas indican la casa del sacamuelas, el jarro la taberna, las alabardas el cuerpo de guardia, la balanza el herborista. Estatuas y escudos representan leones delfines torres estrellas: signo de que algo —quién sabe qué— tiene por signo un león o delfín o torre o estrella. Otras señales indican lo que está prohibido en un lugar —entrar en el callejón con las carretillas, orinar detrás del quiosco, pescar con caña desde el puente— y lo que es lícito —dar de beber a las cebras, jugar a las bochas, quemar los cadáveres de los parientes—."
Italo Calvino
Las Ciudades invisibles


foto: Phil H. flickr.com

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”