Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

3/06/2007

Ochenta. El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad


"... Si no fuera escritor, hubiera querido ser el hombre que tocaba el piano sin que nadie le viera la cara, sólo para que los enamorados se quisieran más."


Eligio García Márquez se lo escuchó contar una vez a su hermano Gabriel José García Márquez en presencia de José Arcadio Buendía, Úrsula Iguarán, Remedios Moscote, Amaranta, Rebeca, Arcadio, Arcadio José, Santa Sofía de la Piedad, Pietro Crespi, Mauricio Babilonia, Gastón, Melquíades...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buen pacto y que honrado seria por parte de todos. Si la vejez (la estoy viviendo en mi propia casa),fuese honrada con sigo misma y con su soledad, llegaría a dejar de ser soledad, para convertirse en su mejor aliado y amigo. Parece ser que cuando se llega a la vejez, olvidamos que detrás nuestro, hay más vidas que deben seguir, igual que lo hicieron en su día, los que llegan a la vejez (a Dios gracias).Hay muchos que se están quedando en cunetas, en bombardeos y atentados, esos no tendrán oportunidad de saberse queridos, esperados e incluso solos algún día. La soledad creo yo, a veces es nuestra mejor aliada e incluso necesaria, pero para ello supongo, (como hacen García Márquez y tantos otros),habrá que pactar con ella y seguir disfrutando de lo ya vivido y de lo que aún nos ofrece la vida.
Saludos. Un ciber-lector.

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”