Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

10/30/2006

Quien avisa...

Aumentan los Sospechosos habituales. Dos nuevas e inquietantes incorporaciones:

Mirada azul
Novela y cine negro *

*¡Ojo! Se está escribiendo un crimen

No hay comentarios:

Principal acusado

Mi foto
"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”