Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

10/17/2006

Haraganes

Desde que el presidente de la comunidad, un blando, anunció que habían alquilado los dos pisos de la primera planta supe que acabaríamos a tortas. En este país, a las autoridades les importan un comino los ciudadanos honrados que han de levantarse cada mañana a las seis. Por eso nadie hace nada. En el ayuntamiento nos escuchan, sellan los escritos, buenas palabras y... poco más. No son capaces de toser a la turba. El policía que vino anoche tampoco disimuló el pánico a enfrentárselos. "Hombre, después de todo, es preferible que estén aquí, recogidos, entretenidos con su música... " ¡Idiota! Ya me gustaría que ese verraco de uniforme los aguantara desde las cinco de la tarde, que supiera lo que es no poder pasear por la acera por culpa de sus motos, ni cerrar el portal porque no saben salir o entrar de uno en uno, ni ver la televisión tranquilo a causa de sus saltos, de las voces. Siempre hablan a voces. Nos metemos en la cama y parece que estuviéramos en mitad de la jarana. ¿En esta puñetera ciudad no hay nadie dispuesto a respetar los horarios? Ellos, desde luego, no. Solo hay que verlos: sin dar golpe, todo el día de aquí para allá, sin obligaciones, como reyes. Lo peor es que ésto va para largo. ¿Quién desalojará a esos haraganes? Y tampoco puedes vender el piso ahora porque con la bronca nos darían cuatro céntimos. El cretino de mi vecino no para de repetir "aunque sea duro, hay que aguantar el chaparrón". No estoy dispuesto a resignarme. Tengo tres hijos, trabajo doce horas al día y quiero descansar al llegar a casa. ¡Que se los lleven a otro sitio, a las afueras, a un descampado! Si los jubilados quieren cantar y bailar hasta las tantas de la madrugada, que les compren un tablao. ¿Qué se ha creído esa gente?

2 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

A veces, en este mundo rudo, lo más sagrado es el silencio.

Anónimo dijo...

Cuando les interese, ya harán lo posible por cambiarles de sitio, es cuestión de desvaluar un barrio, para enriquiecer otro, y como además somos borregos, pués...., todos detrás.
Muy buenos relatos, además hacen pensar. Seguiré poco a poco, leyendo todo.
Un ciber-lector.

Principal acusado

Mi foto
"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”