Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

7/01/2006

Desde Bersabea. Obituario: Iraídes Artús, fotógrafo


De carácter reservado, y a veces incluso esquivo, Iraídes Artús fue un testigo privilegiado de los principales acontecimientos de la vida local durante los últimos setenta años. Al parecer, tomó contacto con la fotografía poco antes de la proclamación de la II República a su paso, como simple soldado de reemplazo, por el Servicio Geográfico del Ejército. Con el dinero que obtuvo por la venta de unas tierras, tras la prematura muerte de sus padres, Artús compró en Madrid un moderno equipo y un laboratorio fotográfico que instaló en la planta baja de su casa de la calle Real. De allí salieron las instantáneas que le hicieron célebre: la detención del acalde Ovidio Salmerón a manos de los falangistas en julio de 1936, el desfile de la victoria, la salida de voluntarios para la División Azul, las colas ante los despachos de pan en la España negra del racionamiento, los entrenamientos del púgil Tomás Ruano antes de su trascendental pelea contra Kid Spencer, el desbordamiento del río Tarasio a mediados de los cincuenta, la llegada del primer SEAT 600, la despedida en la estación a los emigrantes a Alemania y el ascenso del equipo local a la Primera División. Pero ese laboratorio también reportó a Artús no pocos sinsabores: el asalto de un grupo ultraderechista que intentaba secuestrar las fotografías de la dura represión policial de la manifestación de agricultores, la aparición del cuerpo de su único hijo, víctima de una sobredosis de heroína, la presión de algunas constructoras para que vendiera el edificio y, más recientemente, el embargo reclamado por algunos acreedores. Iríades Artús, hijo predilecto de La Ciudad, debió encontrar en la muerte entre sus queridas cámaras y cubetas en la madrugada de ayer, pocas horas de que todas sus propiedades fueran subastadas en el juzgado número cinco.


"En Bersabea existe esta creencia transmitida de padres a hijos: que suspendida en el cielo existe otra Bersabea donde flotan las virtudes y los sentimientos más elevados de la ciudad, y que si la Bersabea terrena toma como modelo la celeste, llegará a ser una sola cosa con ella."
Italo Calvino
Las Ciudades.

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”