Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

1/21/2008

Suena una música...

Quédate con algo de mi, aunque solo sea u color o un olor, aunque solo sea eso. Me quedaré con algo de tí, aunque solo sea tu nombre, tu mundo, aunque solo sea eso. ¿Qué quedará de ti? ¿Qué quedará de mi? Cuando vayas por el mundo, mi nombre ¿qué te dirá? Si de ti, ni de mí, ni de tu mundo, ni de mi nombre, nada, nada quedará.

Marina Rossell
Queda't de mi alguna cosa

3 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Lo que se huele y lo que se ve, a veces puede resultar una armonia... y las canciones pueden dejar olor y algún paisaje.
Saludos

Anónimo dijo...

¡Qué bonito y si lo ha dicho Marina aún más!
Pasaba por aquí para ver que había de nuevo.
De paso le saludo.
Federico, el ciber-lector,(que voy a tener que dejar de ser ciber, por falta de tiempo)

Anónimo dijo...

Pásaba por aquí a ver que había de nuevo y me encuentro esto tan bonito que canta Marina.
Saludos,
Marisiña

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”