Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

9/25/2007

Su rostro y mañana


"Conrad decía que escribía sobre todo para que la gente viera. Era el mismo afán que tenía cuando era marino. Lo peor que le podía pasar a un marinero era no ver. Yo escribo para que la gente vea. A veces ocurre que cuando más interés tenemos en ver, vemos menos. Al narrador (...) le pasa que cuando más falla a la hora de interpretar es cuando está mirando a las personas más cercanas."






Javier Marías
(entrevistado por Juan Cruz)
EPS, 23/09/07

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya me leí tu rostro mañana y me encantó. Ahora y gracias usted, me estoy leyendo "La piedra en el corazón" y los poemas de "Luís Alberto de Cuenca", me tienen enganchaito. Siga por favor recomendando libros. Ya no me fio de los bestseller de las narices, algunas veces se me caen de las manos sin poderlo evitar, por más esfuerzos que haga.
Una vez pasado el síndrome ese que dicen "posvacacional", vuelvo a ponerme las pilas y pasaré por aquí asiduamente.
Saludos del ciber-lector.

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”