Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

2/14/2007

Con ansias y esperanzas de un querer



Antes de que retire el papel de regalo de la cajita que has dejado sobre la mesa, alza la voz y pon los puntos sobre las íes: idiota, inútil, imbécil. Me lo merezco, el rapapolvo digo. Ni hago nada, ni sirvo para nada, apesto a fracaso. Por mucho interés que ponga en cada una de las atenciones que te dedico, cualquiera, hasta la criatura más estúpida, sabría cómo agradarte mejor que yo. Sí, llevas razón: vivir conmigo, al albur de mis cambios de ánimo, de mis depresiones, de mis extravagancias, es un suplicio. Por eso debes desquitarte. Aprovecha cualquier tontería, un comentario sin importancia, un gesto, una caricia a destiempo, y saca tu genio, todo tu carácter, esa forma de ser, ruda y distante, que los demás consideran la clave de tu éxito y yo el mayor de tus atractivos. Sin perder la sonrisa, llámame escoria, ruin, aguafiestas, mierda y comemierda, nombra a mi madre, enumera todos los errores que cometí en el pasado, repasa la vacuidad de mi existencia, insiste en lo insignificante que soy y, por si lo hubiera olvidado, demuestra quién manda aquí, repite que todo, absolutamente todo, te lo debo a ti, es obra tuya, te pertenece. Mis lágrimas, los balbuceos, no han de conmoverte. Cuando con tanta tontería haya acabado por desesperarte, mírame con desprecio y, con la certeza del ilusionista ante su truco, agita la mano delante de mi cara, haz un chasquido con los dedos y saca de la chistera esa orden que me aterra: desaparece, vete al carajo, largo de aquí, fuera de mi vista, a la puta calle, olvídame.

ÚLTIMA HORA: Enamorados del mundo entero intercambiarán millones de regalos como celebración del día de San Valentín, un mártir cuyo aniversario la Iglesia católica dejó de celebrar a partir de 1969 por dudar de su identidad e incluso de su existencia.

Terra.es

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya, vaya con San Valentín. En verdad nunca me hizo gracia esta fiesta.
Excelente relato, me ha gustado mucho.
El ciber-lector

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”