Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

12/27/2006

365-4=

Y cuántas veces más verás la luna llena

2 comentarios:

Paula dijo...

y sin embargo...


todo parece iluminado

feliz año

un placer pasar por aquí

Rosa Ribas dijo...

Esperando a Miguel.

Principal acusado

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”