Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

8/01/2006

De la memoria. La sensatez de Saramago



"La experiencia personal y las lecturas sólo valen lo que la memoria haya retenido de ellas. Quien haya leído con alguna atención mis libros sabee que, más allá de las historias que van contando, lo que allí hay es un continuo trabajo sobre los materiales de la memoria o, para decirlo con más precisión, sobre la memoria que voy teniendo de aquello que, en el pasado, fue memoria sucesivamente añadida y reorganizada, en busca de una coherencia propia en cada momento suyo y mío. Tal vez esa deseada coherencia sólo empiece a dibujar un sentido cuando nos aproximamos al final de la vida y la memoria se nos presenta como un continente a redescubrir"


José Saramago
Cuadernos de Lanzarote (1993-1995)
Ed. Alfaguara

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dios, como me gusta este hombre! Su sensatez y su coherencia. Me gusta como escribe, pero me gusta mucho más como habla. Ojalá este mundo nos proporcione algún Saramago más.
Un ciber-lector.

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”