Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

1/15/2007

Año nuevo. Cortar y pegar

Dios hace tiempo que se marchó de este mundo, sentencia un personaje en el trailer de "Diamantes de sangre", la última película de Leonardo Di Caprio. Podría servir para empezar. A Matilde Horne, de 92 años, la traductora de 'El señor de los anillos' a la que le dieron un millón por el trabajo de toda una vida, le parece "hermosísima" la palabra llovizna, "con esa elle como tartamuda y los sonidos que vienen a continuación ". En cambio, muñón le estremece, "es un trozo de carne que no está vivo, pero tampoco está muerto". Matilde cobra trescientos euros al mes y vive en una residencia de ancianos. Tengo el recorte del periódico sobre la mesa para escribir unas líneas en cuanto tenga clara una idea. También quisiera decir algo sobre la imagen de Saddam con la soga al cuello, los réditos electorales que devengarán ciertas actitudes ante el terrorismo, o "La primavera romana de la señora Stone", que Bruguera ha publicado hace poco. Debería ordenar un poco los conceptos. "Trato de averiguar de qué escribo al tiempo que escribo", Marías dixit. Y los días pasan. Sigo perdido.

2 comentarios:

Miguel Ángel Muñoz dijo...

Sigo dándole vueltas en la cabeza, desde que leí tu historia hace días, a la anécdota de Matilde Horne, triste, como tantas secretas historias tristes que muchos amantes de la literatura habrán protagonizado. Pienso en cuántos traductores malpagados y a pesar de eso amantes de la literatura...

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Jolines..., a mi me pasa igual, me encanta la llovizna y el muñón me pone los pelos de gallina y esa imagen de Saddan es horrorosa, como más horroroso me pareció que la divulgaran, pero bueno, al menos nos queda la palabra.

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”