Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

11/03/2006

Recetario. Ropa vieja (sobre un fondo de aniversario)


pour Mme. Sylvie

Garbanzos, pollo y ternera, escurridos y sobrantes de un cocido
250 gramos de coliflor congelada
2 huevos
1 cebolla
2 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas pequeñas de vino blanco
Sal, albahaca.
Algunos recuerdos (los mejores)


El almanaque es caprichoso: los días se tachan, se señalan, se ignoran pero no pueden borrarse. Sería inútil. En estas circunstancias consuela saber que fuisteis felices; decir que habríais llegado a viejos juntos, discutiendo por cualquier tontería, pendientes uno del otro para rabiar con el primer contratiempo, empujando el carrito del supermercado y preguntando por qué los hijos (de él) no llamaron hoy. Por eso has fingido dolor (en la pierna), avería en el teléfono, una ausencia por motivos laborales para ausentarte del mundo. No vendrá, has repetido toda la mañana. Se murió, no es una de sus bromas. Tú, en cambio, no y, para hacer algo, a mediodía, tiras las cebollas que se pudrieron en el verdulero. Despojas de la cáscara a la que se salvó. Con dos cucharadas de aceite, la trituras en la Thermomix a velocidad 3 durante 10 minutos y 90 grados de temperatura. Después, colocas la mariposa y agregas la coliflor, sin alterar la velocidad y la temperatura, durante el mismo rato. Es el momento de abrir una botella de vino, ¿tinto?, y servirte una copa. No, aquél no es el sitio más adecuado para el almanaque. Añades los restos del cocido a la cebolla y la coliflor, salpimentas, incorporas el vino blanco y dejas que la máquina actúe durante cinco minutos a velocidad 2. Vas al comedor. En la televisión no hay nada interesante. ¿Cómo era aquella canción...? Sí, ésa... ¿Te acuerdas? La tarareas mientras extiendes el mantel, pones dos copas, dos cubiertos, los platos bonitos. Contra el filo de la encimera, rompes los huevos con suavidad; caen como dos burbujas en la jarra de la Thermomix, que vuelve a moverse dos ó tres minutos a 80 grados. Ya está. Y cuando laves los platos y recojas la cocina, no olvides tirar a la basura el almanaque.


Et nous aurons pour nous l'éternité
Dans le bleu de toute l'immensité
Dans le ciel plus de problèmes
Mon amour crois-tu qu'on s'aime
Dieu reunit ceux qui s'aiment!

Photo: Gusguimaraes/www.Flickr.com

1 comentario:

Francisco Ortiz dijo...

Muchos almanaques habría que tirar a la basura, sí. Un texto que ambienta perfectamente y le hace a uno volver la vista atrás.

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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”