Y cuando el dinosaurio despertó, Carver bebía, el oro de los tigres deslumbraba a Borges, Millás atendía el teléfono. Macondo entonces fue un sueño, una plegaria de Capote perdida en la lejanía de Bowles. El hombre ya no estaba allí. Solo encontraron un relato. Apenas un destello de vida.

8/12/2006

Citado por Alberto Fuguet

“Para proponerlo de la manera más sencillla posible, yo siento que la escritura de novelas es un desafío mientras que la escritura de cuentos es un placer. Si escribir novelas es como plantar un bosque, entonces la escritura de cuentos es como plantar un jardín. Ambos procesos se complementan creando un paisaje que atesoro”.
Haruki Murakami

albertofuguet.blogspot.com

2 comentarios:

Rosa Ribas dijo...

Os lo robo.
A Murakami, el autor, y a ti y a Alberto Fuguet, los transmisores de antenas sensibles.
!Zas! Ya lo tengo. Mío. Al block, al bolsillo.

Anónimo dijo...

¡Qué bonitos son esos jardines, llenos de colorido, movimiento y vida! Es preciosa la definición de la escritura.
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"Todo misterio resulta al fin una trampa. El rastro de Miguel Fernández, su espejismo, conducen a la nada. Inventarlo fue mi error. Conocerle, mi tragedia.”